domingo, 12 de diciembre de 2010

Ausente pero presente.


Estaba allí, en ese estacionamiento, rodeada de decenas y decenas de felices parejas bailando, llenas de alegría y amor;  en medio de mucha felicidad, pero con un corazón necesitando gritar y lágrimas luchando por salir; con el cuerpo entumecido de tanta música y sonidos dentro de él, pero con ningún otro par de pies que le ayudaran a drenar. Estaba allí, rodeada de unas cuantas miles de personas pero sola, emocionalmente sola.

“Señores esto es lo que se le dice a la mujer de ahora. Disfruten” dice uno de los cantantes y comienza a sonar “Te quiero dulce y bonito” de Guaco. ¡Ja! (pienso en voz alta) como si ya no estuviese rodeada de suficiente ironía, suena esta canción.

Canción que ratificó, acentúo y recordó (aunque es imposible de olvidar) que no hay nadie. Que no hay nadie que le diga eso, a esta mujer “de ahora”.

Dicen algunos, que en medio de la soledad te encuentras a ti mismo, te conoces y maduras para la próxima relación que te corresponda tener, pero ¿uno se da cuenta de eso? ¿Cómo sabes cuando te encontraste, te conociste y/o maduraste? ¿Hay acaso algo que te lo indique? Pues... no lo creo. Lo único que sé, es que la soledad se hace cada vez más fuerte y tangible, que siempre está en latencia, que está ahí, ausente pero presente y que no hay nada que me revele o señale que pronto se irá.

Frente a esto, yo no tengo idea de cuando me llegará el momento de volver a sentir, de reír con solo pensar en alguien, de no soportar no saber de ese alguien, de arreglarme nerviosamente cuando este por verle y de generar comentarios incómodos, pero graciosos al no poder controlar mis nervios cuando esté en su compañía. ¿Cuándo sucederá todo lo anterior? No tengo la más mínima idea, pero de lo que sí tengo idea, y vaya que está muy clara, es que muero por sentir, reír y actuar así, otra vez.

Sólo sé (o prefiero creer) que en algún momento llegara ese otro par de pies que me harán compañía, bailaran conmigo, me darán alegría y me dirán (espero que así lo hagan) “Te quiero dulce y bonito”. Mientras eso pasa, la soledad seguirá aquí, ausente pero presente, y yo, esperaré intentando no desesperar.


"Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan(...)" PN

No hay comentarios:

Publicar un comentario