viernes, 3 de diciembre de 2010

A una persona. A una amiga. A ti.

Hay cosas que uno no sabe que quiere y otras que estás seguro de no querer.

Hay momentos con los que sueñas, otros que no quieres repetir y los más bonitos: los que nunca imaginaste tener.

Son seguridades o inseguridades que nos acompañan toda la vida y que siempre estarán determinadas por el momento y el espacio en el que estemos, y más aún por las personas que nos rodeen para ese entonces.

Ubicándome en cada una de esas seguridades e inseguridades y hablando de personas puedo decir que siempre quise tener una persona con la que tuviese la confianza de hablar desde el sexo y el físico humano en general, hasta los sentimientos y conocimientos intelectuales. Siempre he soñado con un viaje de amigas y siempre he querido (y sigo queriendo) a alguien que no me juzgue, que me hable cuando sea necesario y que cuando no, calle; pero lo que nunca me imagine tener (y gloria a Dios que sucedió) fue encontrarme en el excelente momento de estar tomando vino tinto con esta persona al frente y una luz de vela entre las dos.

Esta persona a la que me refiero es con la que desde hace días quiero llorar y que ella llore conmigo (aunque tiene una opinión un poco fuerte con eso de llorar en público).
Es aquella que desde hace semanas me ha acompañado, apoyado y calmado virtualmente.
Es a la que desde hace meses le quiero dar un abrazo para así, poder "explotar" en su hombro y tenerlo como apoyo.
Es alguien a quien admiro profundamente por su inteligencia y capacidad. También por su aptitud y su actitud.
Es para quien sé, fui un apoyo en un momento muy difícil y que también sé que no quiere repetir.

Esta persona es un PALO de amiga y a la que (relativamente) en poco tiempo aprendí a ADORAR.
Es una caraja con la que sé que puedo contar.
Es ese "bella" por Messenger todas las noches (o casi todas) que implica conversaciones hasta tarde.
Es ese "mañana sí nos vemos" que nunca sucede y por último, pero no, menos importante es con quien desde hace meses quiero acabar trapos.

Puedo rayar en lo cursi pero para mi no hay relación más importante que la que se tiene con tu familia y la que se tiene con tus amigos, y para mi, eres una amiga. Por eso esa persona eres tú y sólo quiero agradecerte por estar ahí, por ayudarme y apoyarme a pasar del miedo a la acción, por no juzgarme y por quererme.

Gracias.

Espero vengan muchos años más llenos de tristes y felices momentos, porque al final del día y de la vida, ésta, está llena de ellos y es sólo en ellos que nos conocemos y conocemos a quien tenemos al lado.

Espero vengan muchos años más de esta bella, y vamos a asumirlo, extraña amistad.

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